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   Vol. 69/No. 38           October 3, 2005  
 
 
Nueva Orleans: trabajadores encaran falta de servicios
Alcalde detiene retorno de residentes
(portada)
 
POR SAM MANUEL
Y JOSÉ ARAVENA
 
NUEVA ORLEANS, 19 de septiembre—El alcalde de esta ciudad, Ray Nagin, ordenó hoy la suspensión del retorno a sus hogares a los residentes de los barrios no inundados de la ciudad. También dijo a los residentes de los distritos en la Ribera Oriental que se preparasen para una evacuación obligatoria en dos días frente a la amenaza de un nuevo huracán. Un número indeterminado de trabajadores que habían regresado a sus hogares a instancias de los funcionarios de la ciudad, enfrentan ahora elegir entre regresar a viviendas temporales en hoteles y refugios, o desafiar la orden de evacuación.

Cientos de miles de residentes desplazados continúan dispersos por todo el país desde el 30 de agosto, cuando la mayor parte de la ciudad de Nueva Orleans quedó inundada después de que los diques que la protegían de las aguas del lago Pontchartrain se rompieron con la llegada del huracán Katrina.

Mientras que se están gastando millones de dólares para que el Distrito Comercial Central empiece a funcionar, el pueblo trabajador regresó a sus barrios, carentes de instalaciones médicas o agua potable, y con servicios telefónicos y eléctricos esporádicos, en el mejor de los casos.

Varios de los grandes hoteles han empleado a cientos de trabajadores para reparaciones y limpieza. Los hoteles están prestando alojamiento a miles de policías, soldados y empleados de la Agencia Federal de Administración de Emergencias (FEMA).

“Están tirando mucho dinero por allí, pero no están listos para abrir la ciudad,” dijo Albert Livingston, un trabajador de mantenimiento del hotel J.W. Marriott. “Abrir unos cuantos hoteles no servirá de nada. ¿Dónde va a comer la gente, comprar ropa, o ir de compras?”  
 
Falta de mano de obra
Varios trabajadores comentaron que dada la actual falta de mano de obra en la zona, pueden conseguir salarios ligeramente mejores, aunque sin beneficios. Las agencias de trabajo temporal han desplegado anuncios por toda la ciudad ofreciendo empleo inmediato a tiempo completo o a tiempo parcial. Los contratistas están trayendo trabajadores de Carolina del Norte, Texas y Florida.

Shawn Williams, de 19 años, de la Ribera Occidental de la ciudad, trabaja para BM5 Cat, una agencia contratista de trabajadores, Está ganando 10 dólares la hora, bastante más de lo que ganaba como asistente en el Centro de Convenciones antes de la tormenta.

En el Distrito Comercial Central, un grupo de cuatro trabajadores, que habían sido traídos desde Texas por un contratista, esperaban en un banco. Pedro Caramiro exclamó, “¡Abandonamos el trabajo por la comida que nos daban! El contratista nos daba una pequeña porción de pan y un pequeño paquete de jugo de naranja por la mañana. Por la tarde nos daba un sandwich con un par de rodajas de carne, y a menudo el pan ni era fresco”

Los cuatro trabajadores, inmigrantes de América Latina, dijeron que trabajaban 12 horas al día, y les pagaban 8 dólares la hora. Los estaban alojando en el hotel Sheraton. “Nos daban la misma comida todos los días y no podíamos salir a comprar nuestra propia comida porque no hay a donde ir,” dijo Alonso Gaviro.

Muchos trabajadores regresaron a hogares sin electricidad ni agua potable. “No hay ningún tipo de asistencia,” dijo Juanita Willis, cocinera en una residencia de ancianos, que acababa de regresar a su casa en el barrio de Algiers. “La FEMA nos dijo que podría tardar hasta 120 días para que consiguiéramos un toldo para el tejado. Ni que decir para arreglarlo”.

“Esta es la razón por la que mucha gente no quiere regresar”, dijo su hermano, Gerald Willis, trabajador en las barcazas del río. “Uno no puede salir por el toque de queda. Ellos están ahí fuera, con sus helicópteros iluminándole a uno. Ahí están todos esos árboles que se tienen que recoger y todo el trabajo que hay que hacer. La gente necesita empleos”.

Liz Zaleweski, trabajadora de un restaurante que vive en el distrito de Bywater, era una de las que se rehusó a salir. “Ya fueron dos semanas y todavía no tenemos ningún servicio. Hablan de enfermedades, pero ni siquiera han pasado a recoger la basura,” dijo.

“Escuché sobre los asesinatos allí y en el estadio Superdomo y por eso no quería ir”, dijo. En aquel momento, el doctor Charles Burnell dijo a los periodistas que se habían cometido media docena de violaciones y tres o cuatro asesinatos en las dos noches que había trabajado en el Superdomo prestando asistencia médica. “Todavía hay saqueos en este barrio”, dijo Zaleweski. “La policía y la Guardia Nacional dicen que nadie puede ir más allá de una cuadra sin ser descubierto por sus patrullas, pero sabemos que eso no es cierto”.  
 
 
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