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   Vol. 69/No. 31           August 15, 2005  
 
 
La solidaridad está en manos
de las filas de los trabajadores
(editorial)
 
El 21 de agosto, mineros y otros sindicalistas de todo Utah y la región celebrarán dos años de lucha para organizar el sindicato UMWA en la mina Co-Op en Huntington, Utah. Los mineros portarán con orgullo sus nuevas camisetas que anuncian, en inglés y español: “UMWA Local 9957: Aquí venimos”.

Los mineros de la Co-Op han hecho frente a despidos, una demanda judicial de acoso y otros intentos patronales de intimidarlos, pero han rehusado abandonar su lucha. La celebración del aniversario atestigua su capacidad de resistir a los patrones del carbón y de buscar y ganar solidaridad con su lucha.

“Estos mineros no se están sumando al movimiento obrero: lo están dirigiendo”. Ese comentario de un sindicalista de Seattle que el año pasado ayudó a auspiciar una gira de conferencias en esa región para dos mineros de la Co-Op, expresa con elocuencia el impacto que el ejemplo de los mineros ha tenido entre otros trabajadores y por qué han ganado solidaridad en el movimiento obrero en el Oeste y más allá. Y siguen buscando y logrando apoyo: entre otros mineros del carbón, tanto del UMWA como del sindicato de Ingenieros Operadores; entre otros trabajadores, desde los portuarios de la costa del Pacífico hasta los Laborers en Nueva York; desde Nueva Zelanda hasta el Reino Unido.

En las últimas semanas la prensa capitalista ha volcado mucha tinta sobre el tema de si la retirada de varios sindicatos importantes de la AFL-CIO debilitará la capacidad de los trabajadores de organizarse y luchar. Sin embargo, se enfocan en la cúpula sindical y las pugnas internas entre sus alas rivales. Tanto los funcionarios de la AFL-CIO como los de la llamada Coalición Cambiar para Vencer continúan su trayectoria, desde hace décadas, de atar el futuro del movimiento obrero a las ganancias y a las prioridades de los patrones y los partidos patronales, principalmente el Demócrata. Esta trayectoria ha debilitado los sindicatos frente a la creciente ofensiva patronal apoyada por el gobierno desde Washington hasta el nivel local.

Muchos de los reportajes se han enfocado en lo que dice un bando o el otro sobre la necesidad apremiante de que el movimiento obrero capte a sus filas a las decenas de millones de trabajadores que hoy día no están sindicalizados. Pero la esencia de esta pugna entre dos facciones es una pelea por la asignación de fondos de las cuotas de los miembros y, con ese fin, por decidir cuántos sindicatos deben fusionarse y con qué rapidez.

Los ojos de los trabajadores combativos deben estar puestos en las filas obreras, no en la cúpula. La resistencia obrera que ha comenzado en los últimos años representa las semillas de un movimiento obrero fortalecido y señala el camino hacia su transformación. A partir de estas luchas también quedará más claro para muchos trabajadores que necesitan organizarse independientemente de los patrones en la esfera política: forjar un partido obrero basado en los sindicatos que luche en defensa de los intereses de todo el pueblo trabajador.

Lo que engendra esta resistencia obrera es la ofensiva implacable de los patrones para deprimir los salarios, acelerar el ritmo de trabajo a expensas de las condiciones de seguridad, prolongar las horas de trabajo y recortar las pensiones y los beneficios médicos. Los patrones no tienen otra forma de revertir su caída, desde hace décadas, de sus tasas de ganancias, conforme su sistema se sume en las primeras etapas de una depresión mundial y le ofrece al pueblo trabajador un futuro de turbulencia, ruina económica y guerras imperialistas.

Frente a estas condiciones cada vez más brutales, las luchas de los trabajadores no se verán impulsadas por palabras huecas sobre la “unidad” desde arriba. Lo que cuenta son las acciones de los propios trabajadores para resistir la arremetida patronal y buscar solidaridad de otros trabajadores, tanto en este país como a nivel internacional. Esta resistencia se presencia hoy día en las batallas por un sindicato entre los empacadores de carne en el Medio Oeste, la huelga de obreros del cobre en Arizona y Texas, y las luchas de sindicalización entre trabajadores de lavanderías y otros más.

Pueden continuar y continuarán los esfuerzos de trabajadores tales como los mineros de la Co-Op para suscitar la solidaridad de otros trabajadores, no importa de qué sindicato sean, y de ofrecer solidaridad ellos mismos. Este ejemplo de movilizar la fuerza sindical es atractivo y potente para otros trabajadores que emprenden el camino de luchar por salarios decorosos, condiciones de trabajo más seguras y dignidad en el trabajo, incluso entre trabajadores que aún no son miembros de sindicatos.

Para las filas de los trabajadores, estas luchas muestran que la solidaridad está en nuestras manos.  
 
 
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